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Número de documento: 100.

Título: Borrador de carta de Pedro Antonio de Alarcón y Ariza a Antonio Rafael Domínguez y Valdecañas.

Fecha: 1860-02-20.

Remitente: Alarcón y Ariza, Pedro Antonio de (1833-1891).

Destinatario: Domínguez y Valdecañas, Antonio Rafael (1799-1865).

Lugar de procedencia: Tetuán (Marruecos).

Lugar de destino: [Guadix (Granada)].

Alcance y contenido: Borrador de carta autógrafo en la que se confiesa y lamenta su desatinada conducta anterior, debida a sus «violentas y descuidadas pasiones». Manifiesta que este fue el motivo para participar en la Guerra de África, como si se tratase de una peregrinación o martirio para quedar en paz con la justicia divina, con el mundo y con su conciencia.

Volumen y soporte: 1 hoja (2 páginas). Papel.

Medidas: 27 × 20,6 cm.

Código de referencia: Madrid, AFLG/1.4.9/Archivo de Pedro Antonio de Alarcón, L1, C20-1.

Transcripción y notas: Juan Antonio Yeves Andrés.

Editor: Juan Antonio Yeves Andrés.

Borrador de carta de Pedro Antonio de Alarcón a Antonio Rafael Domínguez y Valdecañas. 20 de febrero 1860. [1]

 

Excmo. Ilmo. Sr. Obispo de Guadix

Tetuán, 20 de febrero 1860

Muy Sr mío y de todo mi respeto y consideración. Hace tiempo he debido gracias hermano importunarle agitación. Veo Catedral, San Torcuato, mi pobre y triste vida, cedo a la gratitud.

Hablo con el corazón: si yo hubiera venido a la guerra en busca de recompensas y de premios, ninguno me hubiera propuesto alcanzar tan lisonjero y elevado al par que grato como merecer un semejante recuerdo cariñoso de mi santo pastor, yo, la oveja más descarriada de su rebaño, yo que tan pocos títulos tengo a merced tan señalada. Calcule, pues, vuestra excelencia. la satisfacción y el júbilo que me habían causado sus generosas y dulcísimas palabras. Más no me trajo a la guerra interés alguno de vanidad o de ambición, sino un interés más alto que a nadie he revelado ni revelaré, pero que no debo ocultar a vuestra excelencia como a obispo y como a confesor.

Mis errores, Sr. Excmo., se cuentan por los años de mi vida. Dotado (Dios los sabe) de buena intención, pero de violentas y descuidadas pasiones; sin ser tan malo como algunos me han creído pero dando lugar con mi desatinada conducta a que se me juzgara con irritante rigor, mi juventud ha sido ineficaz para el bien, reportándome para la edad de la razón a que ya toco un oculto y roedor remordimiento. Hace más de un año que deseaba transigir conmigo mismo y con la sociedad, mas para ello necesitaba hacer antes una dura penitencia que quebrantara el orgullo satánico que me impedía pedir gracia y me atrajera al mismo tiempo la misericordia de Dios y de los hombres. Buscando estaba el modo, cuando estalló la Guerra de África. [2] En ella vi yo una especie de peregrinación que hacer o de martirio que sufrir por la causa de Dios, y acepté sus trabajos y peligros, dejé mis comodidades y placeres, vestí el cilicio del soldado, me impuse sus penalidades como purgatorio y traté de combatir el error con la misma vehemencia que lo había patrocinado antes, creyendo que así quedaría en paz con la justicia divina, con el mundo y con mi conciencia.

Las clementes palabras que una autoridad tan respetable como vuestra excelencia me dedicó hace pocos días desde la cátedra del Espíritu Santo fueron inspiradas por el mismo cielo, pues han venido a colmar la sed de mi espíritu y a demostrarme que mis padecimientos en África han acelerado como yo me proponía el olvido de mis culpas. Por eso me han conmovido tanto; por eso las he recibido con lágrimas en los ojos; por eso acudo a los pies de vuestra excelencia como á confesor y padre. Pidiéndole su bendición. Ah! la iglesia, como Santa Madre, rogaba a Dios por mí, mientras que yo vivía alejado de su cariñoso regazo. De mucha felicidad soy deudor a vuestra excelencia. Quiera Dios concederme ocasión de recompensarle el inefable bien que me ha hecho; entre tanto, cuente vuestra excelencia con la inútil pero buena voluntad de su reconocido y respetuoso servidor que besa su santo anillo.

 

1. Pedro Antonio de Alarcón y Ariza (1833-1891), periodista y novelista. Antonio Rafael Domínguez y Valdecañas (1799-1865), obispo de Guadix y Baza. Se conserva una segunda versión, en copia de otra mano, con letra más cuidada y legible y con ligeras variantes, en Madrid, AFLG/1.4.9/Archivo de Pedro Antonio de Alarcón, L1, C20-2. En esta, como en la edición citada se ha tomado el texto del borrador porque los cambios, aunque mínimos, podrían ser errores de quien hizo la transcripción. Carta publicada en Yeves Andrés, Juan Antonio: «Epistolario íntimo: "Confesión" de Pedro Antonio de Alarcón al Obispo de Guadix y Baza, y contestación del prelado», en Boletín del Centro de Estudios Pedro Suárez: Estudios sobre las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar , n. 26, 2013, págs. 441-454.

 

2. Guerra de África (1859-1860).

 


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